domingo, 15 de noviembre de 2015

IRISH COFFEE BUNDT CAKE



Cada 15 de noviembre se celebra en todo el mundo el día del Bundt Cake, la excusa perfecta para hornear y ponernos morados de estos deliciosos bizcochos. Un Bundt Cake es cualquier bizcocho que ha sido horneado en uno de esos preciosos moldes comercializados por la marca Nordic Ware. No se trata de recetas especiales, no, se trata del molde que surgió a mediados del siglo XX (parece que hablamos de algo que sucedió hace mil años ¿verdad?) y que aunque resulte difícil de creer no se vendía muy bien al principio. ¡Quién lo diría! Porque creo que muchos cocinillas cuentan con al menos un molde de Bundt Cake. Siempre que tengan sitio en la cocina para guardarlos, claro. Yo he de confesar que voy por mi segundo molde y, ejem, no sé dónde ponerlo. Creo que acabará adornando la única pared que no tiene muebles.

Para celebrar el cumpleaños de estos moldes el 15 de noviembre nos volvemos locos e inundamos la globosfera de recetas y más recetas de Bundt Cakes. Mi contribución este año es con un bizcocho de café irlandés que hará las delicias de los amantes del café.


Ingredientes:

2 huevos
200 gr de azúcar
250 gr de harina
50 gr de caco en polvo
225 gr de leche
85 gr de aceite de girasol
100 gr de café
85 gr de whisky
1 cucharadita de bicarbonato
1 cucharadita de levadura
una pizca de sal
3 cucharadas de café granulado
2 cucharaditas de extracto de vainilla




Como siempre que preparamos un bizcocho, lo primero que hacemos es engrasar bien el molde que vamos a utilizar. En el caso de un molde de Bundt Cake es más laborioso por la forma tan especial que tiene y que hace que los bizcochos sean tan bonitos.

Después de engrasar el molde, encendemos el horno a 180º.

Mezclamos la harina, sal, azúcar, cacao, levadura y bicarbonato en un bol. Reservamos.




Con la ayuda de un robot batimos los huevos, aceite, leche y extracto de vainilla durante 1 minuto a  velocidad media.

Vamos añadiendo los ingredientes secos poco a poco evitando que se formen grumos.

Calentamos el café y le añadimos el café granulado y whisky. Incorporamos poco a poco a la masa.

Verás que no es la típica masa densa de un bizcocho sino más bien líquida. No pasa nada, no has hecho nada mal. Vertemos la masa en el molde y llevamos al horno unos 45 minutos o hasta que al pinchar el bizcocho con un palillo este salga limpio.

Esperamos a que se enfríe diez minutos para desmoldar. Si ofrece resistencia y sigue en el molde, esperamos otros diez minutos.

Verás que es un bizcocho húmedo, que se conserva muy bien hasta tres días después de horneado y no se reseca. Bueno, tres días si llega, claro.


martes, 3 de noviembre de 2015

MEJILLONES EN SALSA DE TOMATE PICANTE




Hoy os traigo un aperitivo de los de guarretear, de los de mancharse las manos, chuparse los dedos y mojar pan, mucho pan. Sí, comiendo estos mejillones vamos a perder la compostura, la buena educación, vamos a hacer ruido sorbiendo la salsa y ¿qué le vamos a hacer? una no puede ser siempre educada en la mesa. Y últimamente no he sido muy educada porque he tenido que hacer estos mejillones varias veces seguidas para hacer unas fotos medio decentes. Sí, con esta receta he llegado a la conclusión de que los mejillones no son muy fotogénicos o ... yo no soy capaz de sacar su lado bueno. Así que hemos estado sufriendo y sacrificándonos por el blog hasta que en casa han considerado que sí, que las fotos eran pasables y que sí, que ya era hora de pasar a otra receta. Sigo pensando que las fotos no son buenas pero se me estaban acabando las excusas para repetir estos mejillones fin de semana sí y otro también así que vamos con esta receta de Ana Jiménez.

Ingredientes:

1 kg de mejillones
1 cebolla
1 guindilla
1 bote de salsa de tomate




Como ves no son muchos los ingredientes que se necesitan para hacer un recetón y disfrutar mucho con la comida. Y tampoco necesitas mucho tiempo para preparar algo tan rico. El único engorro es limpiar los mejillones, algo que haremos bajo el agua del grifo, limpiando la concha para retirar toda la suciedad que pudieran traer y tirar con cuidado de las barbas que asoman entre las dos valvas.

Una vez limpios los ponemos en una cazuela amplia, sin agua, tapándolos para que el vapor los abra. Yo no espero a que estén todos abiertos para sacarlos de la cazuela. Los voy retirando según se van abriendo para evitar que el mejillón pierda agua, acabe arrugado y poco apetecible. Los reservamos y guardamos el agua que han soltado.




En otra cazuela calentamos dos o tres cucharadas de aceite de oliva y rehogamos la cebolla y el ajo hasta que la cebolla esté transparente. Incorporamos la guindilla y la salsa de tomate junto con el agua que han soltado los mejillones. Dejamos que la salsa reduzca y añadimos los mejillones para que se tomen, que se empapen de la salsa de tomate.

Y, bueno, ya poco queda por explicar. Seguro que lo siguiente que vamos a hacer es servirlos acompañados de una buena barra de pan y nada más. Si nadie dice nada, si solo se oye el sorber de la salsa ya sabrás que has tenido éxito.