PAN DE QUESO FRESCO

Con el respeto que le tenía yo a esto de hacer pan y resulta que me estoy enganchando completamente. Pero claro, mis primeros intentos o iban a la basura o no quedaban como deberían. Bien, todo eso ya es historia. Me encanta lo de tener las manos en la masa y trabajarla. Para colmo ha caído entre mis manos el libro de Dan Leppard Hecho a mano. ¿Lo conocéis? Está lleno de recetas curiosas y muy atractivas por lo que amenazo con dejar caer por este blog algún que otro pan más aparte de esta delicia que es el pan hecho con queso ricotta. Esto de hacer pan es una buena terapia para los que queremos resultados ya porque la masa hace su trabajo a su ritmo y no le gusta que la agobien. Si no tienes paciencia ya sabes donde irá la harina, a la basura. Pero si la dejas tranquilita tendrás como premio la satisfacción de tener tu propio pan en la mesa. Respira hondo y vamos allá.

Ingredientes:

300 ml de agua a 20º
2 cucharaditas de levadura fresca desmenuzada
125 gr de queso fresco o ricotta
250 gr de harina floja
250 gr de harina de fuerza
 1 1/2 cucharadita de sal marina

1. Mezclamos en un bol el agua, queso y levadura. En otro bol más grande, mezclamos la harina y la sal. Juntamos el líquido con la harina hasta que tengamos una masa ligera y pegajosa.

2. Unta con un poco de aceite la superficie en la que la vayas a amasar durante 10 segundos. Así no se te pegará y si te untas las manos mejor. Déjala reposar en un bol  durante 10 minutos. Repite el amasado y esta vez déjala reposar tapada con forma de bola durante 1 hora en un sitio templado (21º-25º).
3. Una vez pasado el tiempo, unta con aceite y espolvorea de harina el molde en el que vayas a hornear tu pan. Coloca con cuidado tu masa, tápala y deja que fermente hasta que casi haya doblado su volumen.

4. Precalienta el horno a 210º. Espolvorea el pan con harina y déjalo a esta temperatura durante 15 minutos, después bájala a 180º y hornea durante 25-30 minutos o hasta que tenga un color dorado oscuro y se separe de las paredes del molde. Sácalo y déjalo enfriar sobre una rejilla.
Ya tienes un pan cremoso y estupendo para desayunar.