viernes, 19 de abril de 2019

REVUELTO DE BACALAO Y CEBOLLA CARAMELIZADA




Cada fiesta religiosa viene acompañada de un repertorio de recetas dulces y saladas típicas de esas fechas. Por ejemplo, si decimos potaje, todos pensamos en Cuaresma igual que las torrijas nos llevan directamente a la Semana Santa y a  la casa de madres y abuelas. ¿Y si decimos bacalao? ¿Solo comes bacalao en estas fechas o lo incluyes en tu menú todo el año? Porque si hay un rey en nuestras mesas estos días, ese es el bacalao. Lo podemos encontrar  cocinado de todas las maneras y acompañado de verduras, garbanzos ...

La receta que hoy te dejo no es solo para Semana Santa. Es para darte un sencillo homenaje cualquier  día del año porque ¿quién puede resistirse a unas lascas de bacalao bañadas en un jugoso revuelto de huevos y acompañadas de cebolla caramelizada?




Ingredientes para 4 personas:

300 gr de bacalao desmigado y desalado
1 cebolla
8 huevos
25 gr de azúcar
pan tostado (opcional)
tomillo

1. Picamos la cebolla en juliana y la rehogamos en una sartén con un poco de aceite de oliva.

2. Cuando empiece a estar dorada, añadimos el azúcar. Si tenemos el fuego muy fuerte, lo bajamos un poco y dejamos que se confite. La retiraremos de la sartén cuando tenga un color parecido al de la miel.



3. En la misma sartén, añadimos un poco de aceite y el bacalao que rehogaremos a fuego suave. Cuando esté hecho, incorporamos la cebolla caramelizada.

4. En un bol batimos los huevos y los vertemos en la sartén. Removemos bien con el fuego suave y, cuando se hayan cuajado según tu gusto, probamos por si hubiera que añadir algo de sal.




5. Antes de servir, agregamos el tomillo. Lo podemos acompañar de pan tostado.

Puedes dejar la cebolla caramelizada lista la tarde anterior y al llegar a casa solo tardarás unos minutos en preparar este delicioso revuelto.

martes, 9 de abril de 2019

LABNEH CON HIERBAS AROMÁTICAS






¿Tienes la maleta a mano? ¿Te gustan los viajes así sin avisar? ¿Las sorpresas? Es que ahora mismo nos vamos a Roma a visitar uno de los edificios más significativos de la Ciudad Eterna, el Panteón de Agripa. En CocinArte nos proponen todos los meses una obra de arte y nos piden que hagamos una receta relacionada con ella. Este mes la propuesta no podía ser más interesante. ¿Quién no se ha sentido sobrecogido por ese edificio, por esa cúpula impresionante?




El templo que ahora conocemos se construyó sobre uno más antiguo levantado por Agripa en el año 27 a.C  en un terreno propiedad de la familia y que fue destruido por un incendio  en el 80 d. C. Su nombre derivaría de la cúpula tan espectacular, reproducción de la cúpula celeste y morada de todos los dioses. Y es a una de ellos, a Cibeles, a la que dedico la receta de hoy. En el mes de abril se celebraban muchas fiestas en  honor a Cibeles para honrar la fecundación de la tierra. Del 4 al 10 de abril se celebraban juegos en honor a la diosa, procesiones ruidosas por los instrumentos que portaban los que danzaban alrededor de la imagen, representaciones teatrales y banquetes en los que se comía queso mezclado con finas hierbas.





Pues bien, en honor a Cibeles, moradora del Panteón de Agripa, os dejo una receta fácil y muy resultona. No vas a tener que esforzarte en absoluto ni pasar horas en la cocina pendiente de nada. 


Ingredientes:

500 gr de yogur griego
1/2 cucharadita de sal
aceite de oliva
perejil, hierbabuena, cebollino y ajo muy picado
gasa

1. En un bol ponemos el yogur griego y salamos. Mezclamos para que la sal se distribuya por igual.

2. Cubrimos un escurridor de verduras con un par de gasas y vertemos el yogur haciendo una especie de hatillo para que se escurra el suero del yogur. 



3. Lo llevamos a la nevera y dejamos que pierda el suero durante 24-48 horas. Queremos que quede bastante seco para poder darle forma. De vez en cuando presionaremos el hatillo para ayudar a que drene el suero.

4. Una vez pasado el tiempo, sacamos el labneh de la nevera y hacemos bolas del tamaño deseado. Quizás tengas que humedecerte un poco las manos para poder manipularlas. 






5. En un plato tendremos las hierbas muy picadas. Envolveremos las bolas de labneh en las hierbas y las pondremos en un bote cubiertas de aceite. 

 Las puedes tomar como aperitivo, sobre una tostada con tomates o pimientos asados,  en unas lentejas o esta sopa de boniato y garbanzos.

viernes, 5 de abril de 2019

PANECILLOS DE CERVEZA NEGRA



¿Te ha pasado alguna vez que te han regalado o te has comprado un libro de cocina con mucha ilusión, le has echado un vistazo, los ha llenado de post-it, lo has dejado en la estantería y luego te has olvidado de él? ¿Te ha pasado? A mí me pasó con Panes Creativos de Daniel Jordana y Álvaro Castro. Pobre libro, ahí esperando su turno pacientemente, lleno de recetas de pan y pidiendo un poco de guerra. Las recetas que encuentras en el libro son bastante sorprendentes porque combinan ingredientes como trufa negra, manzana y butifarra negra (aquí debería haber un emoticono babeando tal cual) o té verde matcha con castañas. Es perfecto para experimentar y probar panes diferentes.




Cuando recibí el correo de Cooking the Chef contándonos quién era el chef sobre el que íbamos a trabajar, me acordé del libro y supe qué receta iba a hacer. Este mes no tenía duda ninguna. Sigo buscando el pan de molde perfecto, aunque ya he hecho varios,  pero todavía no había ni siquiera empezado a probar recetas para que no entraran en casa panecillos industriales. Este es el primer intento y qué quieres que te diga, será difícil desbancar esta receta. Te vas a encontrar un panecillo suave, blandito y perfecto para hamburguesas o perritos calientes. Si te gusta meter las manos en la masa, es perfecto para ti.




Ingredientes:

500 gr de harina de fuerza
100 gr de huevo ligeramente batido (en mi caso 2)
125 gr de cerveza negra
75 gr de azúcar
80 gr de mantequilla
12 gr de sal
40 gr de levadura de panadero
semillas de sésamo

1. Mezclamos la harina, cerveza, huevo, azúcar y sal. Luego añadimos la levadura y empezamos a amasar unos dos o tres minutos y dejamos reposar 5 minutos y así hasta que tengamos una masa uniforme. Entonces tratamos de incorporar la mantequilla cortada en cubos. Ahora hay que tener un poco de paciencia porque va a costar  pero con el proceso de amasado conseguiremos tener una masa fina.




2. La vamos a dejar que repose durante 45 minutos y haga un primer levado.

3. Cortamos la masa en piezas de 50, 80 0 100 gr. Hacemos bolas y las pincelamos con engrudo.
¿Qué es eso? Bueno, es la cola que vamos a usar para que las semillas de sésamo se queden donde deben estar y no las vayamos perdiendo por el horno, la cocina y platos.
Para ello disolvemos medio vaso de agua y media cucharada de harina en un cazo. Lo llevamos al fuego y sin dejar de remover dejamos que cueza un par de minutos. Añadimos dos gotas de aceite literalmente, dejamos que enfríe antes de pincelar los bollos y añadir las semillas de sésamo.

4. Dejamos que nuestros panecillos doblen su tamaño.




5. Cocemos en el horno a 200º durante 10 minutos aproximadamente o hasta que estén dorados.

Una vez salgan del horno vas a tener que emplearte a fondo para protegerlos de los devoradores que van a aparecer en tu cocina. No los vas a ver venir, no los vas a sentir, solo te vas a dar cuenta de que los panecillos no están. Simplemente se los han zampado. Así que si quieres probar los panecillos más suaves y blandos que te puedas imaginar, lánzate a ellos o te quedas sin probarlos.
Te lo digo por experiencia.