Esa torre que veis y que parece que se va a derrumbar en cualquier momento es uno de los entrantes más deliciosos y refrescantes que he probado últimamente. Claro que ha habido cambios con respecto a la receta original. Creo que todos los hacemos y las adaptamos a los gustos de nuestras familias y a los nuestros propios. Sin ir más lejos esta receta, en vez de rúcula, llevaba espinacas. Tema peliagudo el de las hojas de color verde que no son lechuga ni ninguna otra hoja parecida. En las mejor de las ocasiones las puedes camuflar en un puré pero cuando van así, a pecho descubierto ¿qué haces? Pues sustituirla por algo que no sabes si va a funcionar. Si aciertas bien y si no ¡ay, si no! Lo bueno de una ensalada o un entrante así es que lo puedes retirar pero no hizo falta.
Ingredientes para 4 personas:
4 mangos
2 paquetes de jamón de pato
rúcula pero si te dejan, espinacas baby
vinagre de moscatel
sal
aceite
avellanas tostadas
Siempre digo que la receta es sencilla porque suelen ser sencillas. Cuando veo una lista larga de ingredientes me mareo y se me quitan las ganas de preparar el plato. Y es que necesitamos un poco de sencillez de vez en cuando y no hace falta complicarse la vida para comer bien.
En este caso la única complicación estriba en pelar y cortar el mango en láminas finas. Bueno, unas salen más finas que otras y no pasa nada. Montamos el milhojas intercalando láminas de mango, jamón de pato y rúcula. Y así, yo creo que cuatro veces. Tampoco es cuestión de complicarle la vida al comensal. Hacemos nuestra vinagreta con el vinagre, aceite y sal y aliñamos nuestra pequeña "torre". Terminamos el plato con unas avellanas trituradas o ralladas.
Más fácil que el mecanismo de un chupete y bien resultón.
Fuente: Come sano, vive mejor, Telva cocina.