PIZZA

Whole Kitchen en su Propuesta Salada para el mes de septiembre nos invita a preparar un clásico de la cocina italiana, La Pizza.

Bien! Pensé después de saber cuál era el reto del mes de septiembre. Es algo que hacemos de vez en cuando en casa y que permite utilizar restos o "poquinos" que tenemos en la nevera. Este tipo de pan plano no es exclusivo de Italia. Los encontramos en todos los países del Mediterráneo: Grecia, Turquía, España (con nuestras cocas) y países del norte de África.

Vamos con la receta.
Ingredientes para hacer la masa:
500 gr de harina de fuerza
1 sobre de levadura de panadería
1 cucharada de sal
aceite
agua
Hacemos un volcán con la harina y en el centro ponemos todos los demás ingredientes. Vamos mezclando hasta que consigamos una masa que se despegue de los dedos. Amasamos y dejamos reposar.

Para hacer la salsa de tomate:
6 tomates
2 dientes de ajo
guindilla
sal
orégano
 En una fuente ponemos los tomates lavados. Los untamos de aceite, espolvoreamos orégano y sal y metemos al horno a 180º hasta que estén asados. Una vez que están listos, los pelamos con cuidado de no quemarnos los dedos y los añadimos a una cazuela en la que previamente habremos rehogado los dientes de ajo y media guindilla. Si te gusta más picante, pues la guindilla entera. Dejamos que se haga todo un poco y lo trituramos.

Estiramos la masa con ayuda de un rodillo y si eres hábil te quedará con forma redonda. Yo no he sido capaz de dejarla así. Siempre me sale más estirada de un lado que de otro. Pero así se nota que es casera ¿no?
Una vez estirada, la ponemos en una placa para el horno.
Extendemos una capa de nuestra salsa de tomate y encima orégano.

Ahora es cuestión de dejar volar la imaginación. ¿Qué tenemos en la nevera? Pues a por ello. En esta ocasión he cogido un calabacín y lo he partido en rodajas finas, unos champiñones, aceitunas negras y tomates cherries. Por encima una capa de queso mozzarella. No me gustan las pizzas que tienen un tomo de queso tremendo y que sepultan el resto de los ingredientes en toneladas de grasa. Por eso no añado mucho queso, solo el necesario para que haga una costra crujiente. Pero eso, como todo, va en gustos.
Al horno hasta que la masa esté dorada y crujiente.
Una vez fuera del horno, la acompaño con rúcula para que le dé un toque fresco.
Que aproveche.