PÁGINAS

jueves, 28 de mayo de 2015

BIZCOCHO DE CHOCOLATE SIN GLUTEN



El 27 de mayo se celebra en España el Día nacional del celíaco y como cada año presentan sus reivindicaciones. No sé si conocéis a alguien que sea celíaco. Probablemente sí porque 1 de cada 100 españoles sufre esta intolerancia al gluten y a esa cifra hay que sumar los que no están/estamos diagnosticados. Entonces sabréis de sus limitaciones a la hora de salir a comer o cenar a un restaurante, a la hora de que los niños puedan disfrutar de los cumpleaños de sus amiguitos en las mismas condiciones que los demás niños  (ya cada vez menos) y, sobre todo, a la hora de hacer la compra. Yo tengo a una personita en mi familia que es celíaca. Es mi sobrina y creo que ya os he contado algo de ella. Fue diagnosticada con dos años, ahora tiene seis, y desde ese momento tuvimos que aprender en qué consistía eso de ser celíaco y lo que iba a suponer cada vez que viniera a casa. La primera vez que le prepararé una comida estaba muerta de miedo porque en mi cocina debe haber el suficiente gluten para poner enfermos a 20 celíacos. Pero luego te vas a acostumbrando y ya no tengo pánico,  ya solo hago limpieza más que general en la cocina y le pregunto cien veces después de comer si le duele la barriga.




Nuestras autoridades deben pensar que ser celíaco es una opción, una moda o una dieta que alguien hace porque quiere y no una enfermedad. Una enfermedad cuya medicina es la alimentación. Ayer me  di una vuelta por un supermercado apuntando los precios de aquellos productos que son específicos para celíacos y ni uno bajaba de los 2 euros. En una familia con pocos recursos o en la que haya más de un celíaco, que tampoco es tan raro, ir a la compra debe ser un horror. La sensación de haber sido atracado no te la quita nadie. No estamos hablando de productos de lujo, hablamos de una necesidad y no se puede gravar más a los enfermos.
Mientras se lo piensan y se lo toman en serio, nos vamos a la cocina a preparar un delicioso bizcocho de chocolate, mucho chocolate, como le gusta a Patri.

Ingredientes:

160 gr de chocolate negro
un pellizco de sal
160 gr de mantequilla cortada en cubos
4 huevos separadas las yemas y las claras
10 gr de azúcar
160 gr de almendra molida




Como siempre que hacemos un bizcocho, precalentamos el horno a 180ª y engrasamos un molde redondo de 23 centímetros en este caso.

Derretimos el chocolate al Baño María con el pellizco de sal y cuando ya esté listo añadimos la mantequilla. No removemos la mantequilla hasta que no empiece a derretirse. Luego mezclamos y reservamos.

Batimos las claras a punto de nieve y después añadimos el azúcar para seguir batiendo hasta que estén montadas.




Añadimos las yemas una a una a la mezcla de chocolate y mantequilla removiendo continuamente. Incorporamos las claras poco a poco con cuidado para que no se bajen y finalmente agregamos la almendra molida. Hay que integrar todos los ingredientes pero manteniendo la firmeza de las claras.

Vertemos la mezcla en nuestro molde y horneamos durante 25-30 minutos o hasta que al pinchar la masa con un palillo este salga limpio.

Ahora hay que dejar enfriar antes de avalanzarse sobe él. Y cuesta.  Ya verás, ya.

domingo, 17 de mayo de 2015

MAKLOUBEH




No sé si tienes una lista de lugares que visitar. Yo sí, la mía es larguísima y no para de crecer porque el mundo es amplio e interesante. Y Líbano ocupa un puesto de honor en mi lista. Desgraciadamente no lo he visitado físicamente  aún, pero, te aseguro, que mi imaginación ha viajado muchas veces, todas en las que he abierto un libro de Historia y leído sobre su rica cultura y civilización. Porque si hay un lugar en el mundo que rezuma Historia es el Líbano. Allí llegaron los egipcios y apreciaron sus cedros, después se asentaron los asirios; hicsos; babilonios; persas; fenicios, que llegaron a España a fundar la ciudad de Cádiz y nos dejaron el cultivo de la vid y que pararon en  el norte de África para fundar Cartago; Alejandro Magno pasó con sus ejércitos para tomar una de las ciudades más famosas del mundo, Tiro; griegos; romanos; cristianos; otomanos  y franceses. En fin, todo aquel pueblo que ha sido algo en la Historia en algún momento se ha asentado pacíficamente o no en ese país.




Y cuando hay  mezcla hay riqueza y eso se ve en su cocina, que presenta rasgos de todos los que han pasado por allí. Y por eso, para que conozcamos mejor qué se cuece en cada una de las casas de Líbano, Cocinas del Mundo nos invita a preparar un plato típico. El que yo he elegido, Makloubeh, es una muestra de toda la mezcla que os he contado anteriormente puesto que su origen es palestino pero hace ya mucho tiempo que forma parte de la cocina libanesa.
Si tenemos que hablar de los ingredientes típicos de esta cocina no difieren mucho de la nuestra, de la mediterránea puesto que las verduras, legumbres, aceite de oliva, ajo, limones y especias no nos son ajenas ¿verdad?

Nos metemos en la cocina para preparar este plato en el que los ingredientes principales son el pollo, berenjenas y arroz. Luego decoramos el plato con tomates, piñones y perejil. Lo mejor de este plato aparte del sabor es que solo necesitamos una olla para cocinarlo. Sí, como lees, una olla.


Ingredientes para 4 personas::

600 gr de berenjenas cortadas en rodajas
250 gr de arroz largo
400 gr de cebolla cortada en juliana
500 gr de pechuga de pollo cortada en trozos
nuez moscada
pimienta
tomates
perejil




Ponemos las rodajas de berenjenas en un escurridor y las salamos para que suelten una buena parte del agua que tienen. Las dejamos reposar un par de horas.

Dejamos el arroz en remojo durante 1 hora.

Una vez pasadas las dos horas ponemos las berenjenas en una fuente apta para el horno, las pincelamos con aceite de oliva y asamos. Esta es la versión "light". La versión original es freír las berenjenas pero yo siempre que puedo evito los fritos. Reservamos.

En una cazuela rehogamos las cebollas en aceite de oliva hasta que ya están doradas. Entonces añadimos el pollo y doramos. Agregamos la nuez moscada, pimienta y sal. Cubrimos con agua y cocemos durante 10 minutos.




Ponemos las rodajas de berenjena encima del pollo y después el arroz escurrido. Cubrimos con agua, tapamos y dejamos que cueza todo durante 20 minutos hasta que el agua se haya absorbido y el arroz esté hecho. Si ves que todavía le falta un poco al arroz, puedes añadir algo más de agua.

Apagamos el fuego y dejamos que todo repose un par de minutos tapado.

Retiramos la tapa y con la ayuda de un plato amplio le damos la vuelta a la cazuela. Imagínate que estás haciendo una tortilla de patata. De esta manera tendrás el arroz en el fondo del plato, las berenjenas y finalmente el pollo. Antes de llevar a la mesa vamos a añadir unos tomates cortados en trozos, perejil picado y piñones.

Toda una delicia, te lo aseguro. Hasta los que nunca, nunca comen berenjenas han reconocido que estaban buenas. Todo un milagro.

jueves, 7 de mayo de 2015

BUNDT CAKE DE AZAFRÁN Y CARDAMOMO




Ven, pasa. Como ves te estoy esperando, he sacado unas bonitas tazas, unos platos un poco antiguos y he puesto el mantel para que disfrutemos de este Bundt Cake especiado, nada empachoso y muy jugoso, nada seco.Yo no conocía el cardamomo hasta que no hice estos bollitos de limón y cardamomo. No te creas, tuve un poco de dudas pensando que no nos iban a gustar, que el sabor sería extraño y que, en definitiva, no nos los comeríamos. Y fue una gran y grata sorpresa. Desde entonces estoy enganchada a esta especia y la uso mucho tanto en recetas dulces como saladas. Así que llevaba tiempo dándole vueltas a hacer un Bundt Cake usando el cardamomo entre sus ingredientes y se me ocurrió juntarlo con el azafrán, que sí he usado en muchas ocasiones en platos salados pero nunca en un bizcocho. Como en el caso de los bollitos de limón y cardamomo, tuve mis dudas y bien pensé que este experimento no nos iba a gustar pero sí, y mucho. Te lo recomiendo con una taza de té de rosas. De verdad que es una delicia. Te transportará a otro lugar, ya verás. Bueno, me voy a poner a hervir el agua para que disfrutemos de un té mientras charlamos.

Ingredientes:

260 gr de harina
150 gr de mantequilla a temperatura ambiente
220 gr de azúcar
2 1/2 cucharaditas de levadura
1/2 cucharadita de sal
3 huevos
110 gr de yogur
200 gr de leche
2 cucharaditas de ralladura de limón
5 vainas de cardamomo, retirada la cubierta y majadas las semillas en el mortero
20 hebras de azafrán




Precalentamos el horno a 180º y engrasamos el molde que vamos a usar con mantequilla.

Calentamos la leche y añadimos las hebras de azafrán. Removemos bien y dejamos que infusione. Cuando ya esté fría añadimos el yogur y la ralladura de limón. Reservamos

En un bol aparte también mezclaremos la harina, levadura y sal. Reservamos.

Con la ayuda de un robot de cocina batimos la mantequilla unos minutos hasta que esté cremosa. Añadimos el azúcar y batimos unos dos minutos más o hasta que se haya convertido en una crema ligera y esponjosa.




Entonces incorporamos los huevos uno a uno y las semillas de cardamomo. Ahora va a parecer que se corta, que te has equivocado y que tienes que empezar de nuevo. No te preocupes, es normal y se va a arreglar en un momento.

Añadimos la harina alternando con la leche. Vertemos la masa en el molde ya preparado. Antes de llevarlo al horno vamos a darle unos golpecitos sobre la encimera para que asiente la masa y no queden bolsas de aire. Dejamos en el horno durante 40-45 minutos o hasta que al pincharlo con un palillo este salga limpio.

Al sacarlo del horno vamos a dejar que se enfríe unos 10 minutos y entonces le damos la vuelta para dejarlo sobre una rejilla.

Ya tienes listo un bizcocho dorado, con un sabor increíble para disfrutar con una buena taza de té.

martes, 5 de mayo de 2015

MEDALLONES DE TERNERA CON COMPOTA DE CEBOLLA




El día 5 de cada mes tenemos una cita con un cocinero famoso, ya sea español o extranjero, del que aprendemos nuevas recetas. Este mes las chicas de Cooking the Chef nos han llevado hasta Francia para cocinar virtualmente con Paul Bocuse. Cuando vi el correo y leí su nombre, me eché a temblar pensando que tendría que cocinar alguna receta imposible con muchos  ingredientes. Y es que siempre que pienso en algún cocinero famoso imagino platos imposibles de preparar en mi cocina y me olvido de que a ellos también les gustarán los huevos fritos, cremas, brandadas de bacalao, ensaladas, patatas al vapor... Justo lo que comemos los que medio nos defendemos en la cocina. Pues bien, este cocinero que tiene 3 estrellas de la Guía Michelín, que ha recibido la Legión de Honor de Francia en 1975, creó el concurso culinario Bocuse D'or, nombrado Cocinero del Siglo y Chef del Siglo escribió un libro llamado La cocina del mercado en el que plasmó lo que debía ser una cocina más sencilla, basada en los ingredientes que se encuentran normalmente en el mercado y que varían según la estación. El libro fue escrito en 1976 y como todos los buenos libros sigue vigente.




Yo solo le pondría un pero al libro y es la cantidad tan impresionante de mantequilla y nata que tienen sus recetas. Tengo un trauma con respecto a la mantequilla y la nata tampoco es de mi devoción. A no ser que ambas sean estrictamente necesarias en una receta tiendo a  sustituirlos y eso es lo que he hecho con la mantequilla. Lo siento no puedo con ella en las recetas saladas. Vale, también he hecho otro pequeño cambio. Verás la salsa que acompaña a la ternera llevaba trufa y a mí se me olvidó comprarla. Exactamente se me metió en la cabeza que eran champiñones lo que usaba Paul Bocuse para terminar la salsa. Sorpresa cuando al repasar la receta leí que era trufa y no champiñones. Cosas que pasan cuando no se hacen las cosas con calma.






Ingredientes para la compota de cebolla:

1,5 kg de cebollas blancas cortadas en juliana fina
aceite ( o 100 gr de mantequilla)
1 dl de crema de leche
3 cl de vinagre
sal
pimienta

Rehogamos las cebollas en una sartén tras haberla salpimentado. Cuando están a medio cocer añadimos el vinagre y dejamos que cueza durante unos minutos. Vertemos la crema de leche removiendo la mezcla y dejamos que cueza hasta que la cebolla esté hecha.




Ingredientes:

4 filetes de solomillo
aceite de oliva (150 gr de mantequilla)
3/4 de l de crema de leche
5 cl de vino de madeira
10 cl de vino blanco
30 gr de trufas cortadas en láminas (yo, champiñones)
harina
sal
pimienta

Sazonamos los medallones de ternera y salpimentamos antes de enharinarlos ligeramente. Los salteamos en una cazuela o sartén con aceite de oliva hasta que estén dorados por fuera y alcancen el punto que más guste en casa. Los retiramos a un plato que cubriremos con papel de aluminio.

Desglasamos la sartén con el vino de Madeira y el vino blanco seco. Dejamos reducir a las 3/4 partes de volumen antes de añadir la crema de leche. Reducimos la salsa de nuevo e incorporamos la trufa en juliana.

 Para servir, disponemos en cada plato un par de cucharadas de la compota de cebolla, encima los medallones de ternera y finalmente acabamos el plato con la salsa. Podemos acompañar la carne con unas patata cocidas al vapor.